Aunque no lo parezca esto va de un restaurante, pero antes...
Hace la tira de años, sobre finales de los setentas y comienzo de los ochenta pusieron en la tele, en aquella época la única televisión que emitía era TVE, una miniserie de varios capítulos llamada RAICES, donde se contaba la historia de varias generaciones de esclavos negros en el sur profundo norteamericano, comenzando con la captura del primero de la estirpe en Gambia y su posterior traslado y venta al propietario de una gran plantación de algodón hasta la emancipación del primero de sus descendientes varias generaciones después.
Hace la tira de años, sobre finales de los setentas y comienzo de los ochenta pusieron en la tele, en aquella época la única televisión que emitía era TVE, una miniserie de varios capítulos llamada RAICES, donde se contaba la historia de varias generaciones de esclavos negros en el sur profundo norteamericano, comenzando con la captura del primero de la estirpe en Gambia y su posterior traslado y venta al propietario de una gran plantación de algodón hasta la emancipación del primero de sus descendientes varias generaciones después.
Conmovedora la historia de lucha
y orgullo de este Mandinga llamado Kunta Kinte que nos marcó a toda una patulea
de añejos teleadictos y que aún hoy día, muchos años después, persiste con
vigencia en nuestros recuerdos.
Bueno pues Raíces es el nombre de un nuevo establecimiento de comida peruana
que se ha instalado entre nosotros no hace prácticamente un año y lo ha hecho
en una zona un poco extraña de la ciudad, alejada de los circuitos
gastronómicos al uso. Concretamente en C/ Juan de Zoyas nº 5 en un amplio y
luminoso local de esquina que en su día albergó Binomio, donde por cierto tuve
el placer de degustar de la mano del
chef Marcos Nieto (ahora en La Pepona) la mejor sopa de tomate emulsionado con langostinos que he catado en toda mi vida.
Como decía el local es muy
amplio, con dos ambientes bien
diferenciados, ambos de mesas bajas pero uno más señorial que el otro.
La cocina vista lo que siempre resulta agradable. Comida típica peruana con
unos toques japo, aceptable oferta de vinos, incluido uno original del Perú y
que fue el que nosotros tomamos.
Un único pero respecto a la mesa
que nos asignaron; nos pusieron a los tres en una mesa que para dos es cómoda
pero que para tres se queda ridículamente pequeña. Esa circunstancia hizo
que en varias ocasiones tuviésemos que devolver un plato que nos traían a la
mesa cuando aún no habíamos acabado el otro, ya que prácticamente no había
espacio físico para colocar ambos. Creo que estas cosas deberían de estar más
cuidada y desde luego eso no me ocurrirá otra vez ya que de producirse esa
circunstancia, y máxime cuando tenía mesa reservado con tiempo, me negaré a ocuparla.
Para refrescarnos Eva y yo
empezamos con una cerveza Estrella de Galicia a 1, 50 € y Coca Zero 1,80 € para Rocío. Posteriormente
pedimos una botella de Gran Tinto Tacama, 20 € vino tinto crianza peruano.
Como a estos sitios se viene
a probar cositas, pues nos pusimos mano a la obra y por este orden degustamos:
Maki encevichado 3,50 €. Muy bueno, diferente al de Nazca Tapas pero tan
bueno o más.
Niguiri de pollo a la brasa 4,
35 €. Me resultó poca cosa, en cantidad y en sabor y para mas inri caro.
Ceviche carretillero de corvina salvaje 9,50 €. El mismo ceviche de
piscifactoría vale la mitad. Este estaba muy bien sazonado, rico de sabor y con
su punto justo de picante. Le faltaba algo de corvina
Papa a la causa sobre tartar de
salmón 3,90 €. La papa y el conjunto en general no me convenció del todo,
un pelín falto de enjundia.
Tartar de atún (tomate, cebolla, kion confitado y helado de aji
amarillo) 4,00 €. Fantástica la mezcla del helado con el sabor aromatizado
del atún.
De postre mis dos mujeres pidieron;
Rocío se decantó por Selva negra con helado de Aguymanto 4,50 €. Huelga decir que no dejó ni migas.
Y Eva apostó por Suspiro de Limeña y Quinoa Garrapiñada 4,50 €. Este prácticamente
me lo comí yo, demasiado dulce para Eva.
Para rematar la faena nos invitaron, previa
solicitud mía, a un minicoctel de pisco que nos preparó con manos diestra
Humberto Chavez.
Al final como siempre cuando me
dan la cuenta me percato de que me cobran 3 euros por el pan y los servicios, pero mi mujer no me
dejó protestar, que si vas a a dar el espectáculo, que si patatín que si patatán. Mutis por el foro.
Resumiendo: Buen sitio y buena
calidad pero en ocasiones deberían de ser más generosos ( no, más justos) en
las cantidades de las viandas. Les quedan cosas por pulir (el cobro del pan, la
mesa para tres, medir bien los tiempos en el servicio….), supongo, espero, que todo se
andará.
Gracias por la reseña Ricardo, muy a tener en cuenta. Y por cierto, estoy de acuerdo contigo en el tema de lo cubiertos y el pan. No se pueden cobrar cargos que no aparezcan en la carta, lo que pasa es que si como consumidores nos callamos pues se convertirá en costumbre. Lo dicho, te felicito.
ResponderEliminarGracias a ti por tomarte la molestia de escribir. Un cordial saludo
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