domingo, 18 de octubre de 2015

11/10/2015. A COLUNA


ESCAPADA DEL PUENTE DE LA CONSTITUCIÓN.
DIA 2: OLIVENZA-ELVAS

A las ocho zafarrancho de combate, léase desayuno en el hotel, y a las nueve ya estamos pateando Olivenza. El tiempo está muy nublado y se alternan los claros con periodos de ligera llovizna; pecata minuta para tipos aguerridos como nosotros. Olivenza es española desde la brevísima guerra de las naranjas (apenas 18 días) en 1801 y aún hoy se respira un cierto aire fronterizo, ese aire, ahora de hermanamiento y antaño de belicosidad, que impregna toda la raya fronteriza.

El impresionante Forte de Graca, junto a Elvas
Coqueta, bien cuidada, mimada (quizás se nota que es la cuna del actual presidente de la comunidad extremeña) y con algunos monumentos entre los que resaltar el Alcázar del siglo XIV con una espectacular torre del homenaje de 36 metros de altura y 18 de lado y se sube hasta arriba por 17 rampas abovedadas. En el Alcázar se ubica el Museo Etnográfico que acoge una espectacular recreación de diferentes actividades de la vida en la comarca de Olivenza en los primeros años del siglo XX. Otro punto de interés es la iglesia de Santa María Magdalena.

Iglesia de Santa Maria
 
Vista del pueblo desde la torre del Homenaje

Paseando por sus calles

Pasamos casi toda la mañana entre el museo y paseando por el pueblo, viendo esas preciosas calles empedradas con pequeños guijarros multicolores haciendo mosaicos, por desgracia un arte que se está perdiendo y que en mi pueblo (que también las había) un alcalde cazurro se empeñó en cambiarla por baldosas adocenadas y horrorosas en post de una casposa y malentendida modernidad.

 
Preciosidad de suelo

Sala del museo etnografico dedicada al oficio de zapatero
 
Escuela en los años 30

A las doce enfilamos hacía Elvas, apenas 26 km, y en un plis plas estamos pateando la plaza y visitando la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, paseando por las almenas del castillo, viendo la peculiarísima iglesia de la Consolación de planta octogonal, con paredes revestidas de azulejos andaluces con filigranas de estilo árabe, columnas de mármol rosa de la región del Alentejo profusamente policromadas, con cúpula revestida con el mismo tipo de azulejos que las paredes, y,  por todo ello, con un aspecto misterioso y místico. 

Eva reposando con el castillo al fondo

Azulejos por un tubo
 
El impresionate acueducto de Amoreira

Nos pegamos una buena caminata para ver el famoso acueducto de Amoreira y a las dos el hambre nos estaba susurrando amargas palabras al oído. Nos planteamos acercarnos al famoso Cristo y pegarnos una mariscada, pero teniendo en cuenta que era puente supusimos que aquello iba a estar apetao y nos decidimos por un restaurante que habíamos visto en nuestro deambular y que nos pareció que tenía buena pinta: A Coluna en la Rua do Cabrito nº 11

Pedimos un vino llamado Pontval, 11 €, la verdad es que no conocíamos ninguno de la carta y elegimos este por la uva syrah que nos suele gustar y estuvo bastante bien, no para tirar cohetes pero sí bien. A pesar de que el camarero no los ofreció no quisimos aperitivos, ni queso ni el famoso paté de sardinas para guardar fuerzas para lo que se avecinaba y a fe que acertamos plenamente, eso de ser viajado por lares portugueses te hace precavido y sabio, bueno lo de sabio es un decir.
De primero pedimos el plato que aconsejaban del día una bandeja de almejas de carril en salsa con cilantro 12 €. Las almejas estaban un poco pasadas lo que hace que pierdan casi toda la gracia, la salsa no, la salsa estaba para mojar pan, que fue lo que literalmente hicimos.

De segundo no podía faltar el Bacalao Dourado 7,50 €. Eva adora este plato y yo no le voy a la zaga. El platazo que nos pusieron fue de órdago, en su justo punto de cremosidad, espectacular de sabor y de cantidad. Con ese plato Eva y yo comemos y bien un día normal.

Para rematar la faena pedimos chocos a la plancha 9 €. De nuevo una exageración, cuatro chocos y una guarnición que haría que a un vegetariano los ojos le hicieran chiribitas. Nos comimos los chocos y no probamos, muy a nuestro pesar, ni un ápice de la verdura. Pena, penita pena; si estoy en Sevilla le pido al camarero que me la prepare para la cena de la noche, pero no era plan.

Ni postre ni leches, ahítos quedamos. Nos pegamos un buen paseo para rebajar calorías y de vuelta al hotel en Olivenza. Ducha y un ligero descanso viendo caer la lluvia tras los cristales.

 
Callejeando para rebajar la comida
Por la tarde noche paseíto por la avenida principal de Olivenza, un par de cervecitas mientras todo el mundo se atiborraba a cubatas y a las nueve en la Cafetería del ibérico como un  reloj para despedir el viaje como se merecía la ocasión, unos vinitos Orgullo de Barros, que según el artista enólogo, mi amigo Andrés, es regularcillo (pero a mí se supo a gloria) y media ración de jamón (no nos atrevimos a pedir una entera ya que el bacalao aún señoreaba en nuestros estómagos) y un tapita de buen lomo ibérico con sus finas vetas de grasa.
Esplendido remate.

Puerta del ayuntamiento de Olivenza
El lunes a las siete desayunando que es gerundio y tenemos cosas que hacer en el pueblo. 

Lo único que nos ha faltado, debido a que está en obras de rehabilitación, es que nos hemos quedamos con las ganas de ver una de las joyas de la corona de Elvas: la Fortaleza de Graça, construida entre 1763 y 1792 y erigida para defender las fronteras del país ante la eterna amenaza de invasión de nuestros belicosos antepasados. Una estructura sólida y estéticamente muy bella que representa un ejemplo tardío de la arquitectura militar renacentista, ya un poco obsoleta en la época en la que se construyó debido a la aparición de armas más poderosas y modernas.De aspecto imponente e inexpugnable, la fortaleza dispone de tres capas defensivas, cada una de ellas separada por un intrincado sistema de muros y fosos. La muralla exterior tiene la forma de una gran estrella. 

Lo dejamos en el debe de la siguiente escapada.

Por cierto hoy no tenemos cata ya que el artista encargado de tal faena no conocía el vino, que se le va a hacer, es que lo sacamos de los vinos patrios y ni jota oye, ni jota ¿Así quieres tu convertirte en un Parker cualquiera?

2 comentarios:

  1. ¿Como no fué usted al famoso Cristo? Imperdonable

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  2. Querido amigo visitar el Cristo requiere primero una cierta dosis de paciencia para poder entrar y acomodarse minimamente a gusto y luego demasiado jaleo en los salones. en muchos momentos d ela vida eso no es lo más apetecible por muy buena que sea la calidad-cantidad del producto que te den.

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