lunes, 19 de enero de 2015

02/01/2015.ALBORES

ESCAPADA NAVIDEÑA 3. 2014. JEREZ DE LA FRONTERA


Si el Puerto de Santa María es silencio y morriña,  Jerez de la Frontera es bullicio elevado a la quinta potencia, zambombas y guitarras, terrazas repletas y catavinos por doquier llenos de Fina La Ina o Tío Pepe. Un centro histórico abarrotado de terrazas y “gente guapa”, bien vestidos, con esa elegancia, con esos andares de señorío que no se aprenden, sino que se maman desde la más tierna infancia, que parecen que forman parte de la cadena de ADN, un gen selecto y exquisito que se tiene o te jodes colega. ¡Cuántos pañuelitos a juego asomando coquetos del bolsillo superior de las chaquetas! ¡Cuántas estolas de pieles cubriendo esbeltos cuellos de señoronas! ¡Cuántos sombreros bien puestos ocultando alopecias galopantes! ¿Cuánto, cuánto guante y bufandas Loewe! ¡Cuánto de to, leches!






El hotel Ítaca está en todo el centro, muy muy cerquita del mercado de abastos, tres pasos mal contados y estamos en la Plaza del Arenal, centro neurálgico de la que parten todos los caminos, salsa de todos los guisos, con ese centro escultural  con regustos de un antaño muy cercano y que aún hoy perdura en estos procelosos tiempos, y presidiéndolo todo un caballo, animal totémico y omnipresente en todo y cada uno de los rincones de esta hermosa ciudad.

Plaza del Arenal


Y ya que estamos aquí vamos a echar la mañana fuera, paseando y conociendo, viendo y deleitándonos. Empezamos por el mercado, no me puedo resistir a un buen mercado, aunque hoy de pescados la cosa está escasilla; después el Alcázar, la Catedral, vueltas y vueltas por callejuelas y plazoletas (la plaza de los Plateros, la del Progreso, la de la Asunción….), un largo y fecundo paseo. Un descanso en la terraza del Restaurante La Cruz Blanca para refrescar el gaznate  mientras observamos la variopinta fauna que desfila ante nuestros ojos. Después del refrigerio más vueltas por laberínticas calles mientras hacemos tiempo y ganas.


Cuando llega el momento, ni antes ni después, llegamos a Albores, c/ Consistorio nº 12, teléfono 956320266, y menos mal que teníamos reservado con tiempo porque aquello estaba hasta los topes y con una lista de gente haciendo cola esperando mesa que ni te cuento. El local es alargado y con una buena barra en el lateral del fondo, una mesa alta central y el otro lateral llenos de mesitas bajas, al fondo una salita con varias mesas y fuera una espléndida terraza. El servicio es profesional y ágil y la comida surge de esa cocina a velocidad de vértigo. El único inconveniente que le veo es que al estar constantemente la puerta abierta por el ajetreo del servicio a la terraza, dentro corre un ligero frescor.   

 
El restaurante Albores.

De bebidas tomamos cerveza 1,30 €, servida en maceta y copa de manzanilla La Guita 1,50 €. La carta es amplia y se puede pedir algunas cosas por tapas, y otras por medias o raciones completas, nos decidimos para empezar por:

Sardina ahumada sobre picadito de tomate y mango (2,70 €)


A diferencia de otras sardinas que están de moda y son marinadas, estas estaban ahumadas, con lo que el sabor y la textura cambian totalmente. Estando buenas, aun así me gusta más la delicadeza de las marinadas. Por cierto, información extra para los amantes de las sardinas preparadas como si fuesen anchoas: en el Dia venden unas bolsitas con cuatro sardinas anchoadas al precio de 1,45 € que están de muerte preparadas sobre una tosta con tomate rayado, perejil picado y un poco de aceite. 

Croquetas de espinacas, gambas y pistachos  (5 € ½ ración)


Buenísimas, una combinación ganadora.

Seguimos con Pulpo en tempura con patatas, cachelos y salsa cremosa de ajos (8 € ½ ración). Estupendo el pulpo, la tempura en su punto y los acompañamientos muy buenos.


Acabamos con Kabab Kaffe (albóndigas de cordero plancha) con salsa de yogurt y ensalada de coucous (7,5 ½ ración). De nuevo un acierto, eran unos albondigones de cordero aplastados y hechos a la plancha con todo el sabor de las recetas árabes, la salsa de yogurt le pegaba como anillo al dedo.




Lástima de mierdecillas de fotos que han salido.

En total nos gastamos 32,30 €, una buena relación calidad-cantida-precio.

Cuando salimos, en una callejuela aledaño le pegamos la visual a un local supermoderno con una pinta estupenda que se llama Reino de León y ni corto ni perezosos nos metimos dentro para rematar la faena y de camino si nos gustaba para tener localizado un sitio para la noche.

2 copas de un vino gaditano Samaruco 3,65 €/copa. Demasiado caro

Sopa de tomate 3,50 €. Muy buena y contundente


Langostinos torpedos con chile 3,95 €. Industriales, no merece la pena


Conclusión: No volveremos esta noche.

Como es natural paseíto para el hotel y a la piltra a descansar un ratito.

Tarde-noche. Cuando salimos después del merecido descanso (llámese siesta) con encontramos con una ciudad en estado de efervescencia, toda ella agrupada alrededor del itinerario de la cabalgata del cartero real que en esos momentos surcaba por sus céntricas calles. ¡Que mogollón de gente! ¡Cuánto recrio! ¡Lo mismo que en el Puerto que estaba más vacío que el estómago del pobre Carpanta!

Y nosotros más de lo mismo, paseítos cogiditos del brazo de aquí para allá, de allá para aquí y tiro porque me toca, en una recoleta plazoleta de cuyo nombre no tengo ni idea  nos tomamos una cerveza oyendo a un conjunto de carrozones sesenteros lidiar con canciones del año la pera que a mí me encantan, los tíos tardan media hora en desenredar los cables; tocan tres canciones y cuando aquello se está animando sin previo aviso  se bajan del escenario y se ponen a tomar gintonic, ¡que arte más grande!

Al final acabamos otra vez en Albores, esta vez en la barra, donde yo me zampe una tapa de aliño de huevas y Eva una de ensaladilla, ambas medias palanganas rellenas hasta los topes.


De vuelta a casa, lease hotel, no me puede resistir y a regañadientes de Eva nos paramos en una muy afamada pulpería (Pulpo y aparte) que hay en una de las esquinas de la plaza del Arenal y como digestivo remate acabamos con una media ración de pulpo a feira, eso sí, sin patatas para no abusar.


En definitiva, un buen día.

Mañana de vuelta a casa.

Escapada Navideña, días anteriores:

Día 1: El Campero-Barbate

Día 2: El Faro-El Puerto de Santa María

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