martes, 8 de julio de 2014

ENTRO EN UN MUNDO NUEVO.MI PRIMER DÍA

PARTE 1:DECIDIDO ME APUNTO A UN GIMNASIO 

PARTE 2: ENTRO EN UN MUNDO NUEVO. MI PRIMER DÍA

El gimnasio está ubicado en la segunda y tercera planta de un enorme edificio y no hay ascensor que valga. En la segunda planta está la recepción, vestuarios, duchas y una serie de salas a las que no he entrado nunca ni tengo la menor intención de  entrar y donde se dan clases de todo tipo, aerobic, boxeo, power plate, body pum, cicloyoquelechesse, y muchas cosas raras más. La planta tercera es la de musculación, mi inexorable destino.

A ver quién se concentra con una profe de esta guisa
Lunes 12. Llego la hora.

Necesito mentalizarme, así que hoy sólo será una pequeña prueba de contacto: iré a hacerme el carnet y preguntaré alguna que otra cosilla.

Con la tira de tíos buenos que hay en el gimnasio y
aparece este cayo malayo por aquí
Me atiende una chica Profident, rubia y todo sonrisa, me mira con ojo crítico como pensando ¿Dónde va este? Mejor le iría a que le hicieran una liposucción. Por detrás mía pasan sudorosos jovencitos con una toalla al hombro y una botella de agua en la mano y también me lanzan socarronas miradas; no quiero ni imaginar lo que pensarán. De la sala de arriba llega un constante rumor y golpeteos rítmicos y secos de metal contra metal.Sonrisa Profident me vende con auténtica profesionalidad lo estupendo que es el gimnasio y lo bien que lo voy a pasar en él, me hace una foto para el carnet, me sopla 30 euros y me invita a empezar cuando me plazca. Mañana, cariño, mañana empiezo.  

Martes 13. Ahora ya no hay escusa.

Tiene mal fario tener que empezar un martes y 13; ya se sabe en martes y trece ni te cases ni te embarques, y esto que yo estoy haciendo es un embarque en toda regla al nuevo mundo del mens sana in corpore sano.

La cosa empieza mal, no me funciona la tarjeta; por lo visto la banda magnética se ha jodido y Miss sonrisa-rubiales me tiene que hacer otra, esto es una premonición en toda regla: “no entres, lárgate mientras pueda”, me susurra una vocecita en la oreja izquierda mientras en la derecha otra contrarresta con “gallina, cobarde, echále bemoles al asunto y palante”. Mientras me debato en la duda, Miss  sonrisa-rubia ya me ha hecho una tarjeta nueva y presta me acompaña a la sala de arriba para presentarme al monitor. Ahora que la veo detrás del mostrador le añado un epíteto más: miss carnes apretadas.


¡Coño, si esto parece una sala de I+D!
Pedro, llamémosle Pedro, es un tío normalito en altura, quizás un pelín bajo para los estándares actuales, más o menos 1,70. De negro absoluto y ropa deportiva ajustadísima al cuerpo que hacen que sus músculos se resalten como pequeñas montañitas bajo la tela. La palabra fuerte no define con exactitud lo que tengo delante, musculoso tampoco, hipermusculado se aproxima un poco. Cordial, me saluda, me hace cuatro preguntas tópicas y sin solución de continuidad me manda a una bici estática, le programa la intensidad y me dice que le de caña durante 20 minutos y desaparece para juntarse con sus colegas que pululan por todos lados.


20 minutos para observar el panorama mientras pedaleo como si me fuera la vida en ello y sudo como si estuviese en una sauna y lo que veo me pone los pelos de punta:

·        ----¡Cáspita! El único gordito de toda la sala soy yo.

·       ----La media de edad reinante debe de estar por los 25-30 añitos, vamos que la mayoría podían ser mis vástagos.

·     ----El 90% son tíos, tíos muy buenos para ser más exacto, según el cañón de belleza masculino implantado por la archiconocida ABA (American Beauty Ascociations)

·        ---- El 10% restante…………, bueno ya hablaremos en otro momento del 10% restante

·      ----Los bíceps de todos y cada uno de ellos se asimilan sin dificultad al tamaño de mi pierna por encima de la rodilla y, lo que es peor, constato atónito que en mi cinturón caben por lo menos tres de ellos juntos.

·    ----La moda es ir en tirantas con enormes aberturas en los lados y en el frontal que en muchos casos llega casi al ombligo, mientras más carne muestres mejor que mejor.

·  -----La importancia de llevar un móvil último modelo es vital en este entramado social. Todos, absolutamente todos, cuando no están haciendo sus series repetitivas de ejercicios en alguno de los muchos aparatos están bicheando con su móvil último modelo en la mano

·     ----¡Coño!, acabo de descubrir a un señor tripudo que más o menos será de mi edad. ¡qué alegría, un coleguilla!

Renqueante acabo mis veinte minutos y ya tengo la toalla empapadita de sudor; me dirijo a Pedro para demandar mi siguiente ejercicio y me lleva a unos bancos: 80 abdominales en series de 20 de esta forma y otros 80 de esta otra manera. Así, sin más, como el que no quiere la cosa, y el tío se va tan tranquilo.


Pedro me manda a hacer abdominales
Tardo, pero los hago todos, aunque entre una serie y otra me tengo que incorporar para tomar fuelle; cuando acabo, la cintura y la espalda me duelen del copón, y pienso que si ya me duele ahora no te cuento mañana con las agujetas. Esta noche dos vasos de agua con azúcar larga.


¡Toma abdominales!
Está claro que Pedro es el macho alfa de la sala y todos los demás aprendices pululan a su alrededor demandando su atención y sus consejos; bromea con unos y otros y de vez en cuando alardea de cuerpo siguiendo un ritual que se repite una y otra vez: se levanta la camiseta y se baja las carzonas hasta zonas ciertamente peligrosa y enseña pectorales y tableta de chocolate mirándose en el enorme espejo que cubre todo el frontal de la sala mientras le espeta a alguno “aprende, aprende, estos son músculos, no la mierdecilla esa que tienes tú”. Todos están pendientes del espectáculo y el señor mayor, mi coleguilla, le espeta “déjate de tonterías y cómete un buen bocata; ¿Cuánto tiempo hace que no te zampas un botaca de jamón o chorizo? Y medio gimnasio aúlla a coro como en el chiste del viejecito: aaaaauuuuuuuuuhhhhhhhhhhhh.

En la siguiente media hora me pone a trabajar en distintas máquinas infernales, tres series de 15 repeticiones en cada una de ellas. Una para los bíceps, otras para el pecho, los hombros, yo que se para que leche son, pero el caso es que ya no me duele la cintura y la base de la espalda, no,  ahora me duele el 75% del cuerpo, en sitios insospechados y donde no pensaba yo que había el menor músculo.

De vez en cuando llega una conversación a mis oídos “quiyo, este fin de semana me voy a pegar un homenaje y me pienso desayunar un par de molletes” “pues yo tengo una boda el sábado y unas cervecitas no me las quita nadie”  ¿estos tíos que comen, barritas energéticas y pollo cocido? ¿Cuánto tiempo hacen que no meten entre pecho y espalda una buena fabada?

¡No me tientes, Satanás!

Según el míster toca relajación de músculos: me sube a un taburete, me dice que me agarre de una barra que está anclada al techo y zas, me quita el taburete y  me suelta: “aguanta todo lo que puedas, que así se estiran los músculos, repite tres o cuatro veces”. ¡Que aguante, pero si no puedo con mi peso! Entre las cuatro veces ni quince segundos.

Ya hace una horita que entré en este purgatorio, por hoy la cosa ya está bien, así que me voy a despedir, y cuando enfilo la puerta me lo encuentro y por to el morro  me dice que de eso nada, que para acabar haga otros veinte minutitos en una máquina que es como si estuvieses andando-esquiando. Me la programa a la mínima resistencia y a andar se ha dicho, el que está en la máquina del lado le dice “déjalo Pedro, que te lo vas a cargar el primer día” Uf, chungo, esto huele fatal.


Estas son las diabólicas manquintas
Siete minutos y 19 segundos he aguantado y eso parándome de vez en cuando para tomar aire y que se oxigenen las pantorrillas, el que estaba en la máquina de al lado, si, si el que habló antes, me miraba de soslayo, cogía la toalla y hacía como que se secaba la cara, pero el cabronazo lo que hacía era reírse. He aprovechado un descuido del monitor y he salido por piernas. A mis espaldas alguien ha soltado una carcajada.

Qué alegría más grande me ha dado cuando he salido a la calle

2 comentarios:

  1. Acabo de encontrar tu blog y no he podido parar de reírme leyendo esta entrada. Enhorabuena por saber vivir disfrutando tanto.

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    1. Gracias Itziar, no hay nada más saludable que reírse y si encima es de uno mismo entonces es el acabose.Cuando escribo siempre aplico una buena dosis de sarcasmos y socarronería.En las entradas de Padel hasta yo me río. Gracias por escribir.

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