domingo, 21 de octubre de 2012

21/10/2012. SANBERS


El barrio de los Bermejales está un poco apartado de todo, cómo queriendo huir de Sevilla pero sin irse, buscando el camino de las playas doradas de Cadiz pero sin desprenderse del viejo aroma de Heliópolis en la parte más próxima a Sevilla. En los últimos años la transformación que ha sufrido es realmente espectacular y si hace quince años era un conato de barrio sin prácticamente equipamiento hoy día es una pequeña ciudad en miniatura con sus grandes avenidas, institutos, parques, supermercados y una generosa oferta deportiva en las instalaciones que la Universidad Hispalense posee junto al puente del centenario y que yo tengo el placer de disfrutar casi a diario.


Vista del interior de nuestro destino en el día de hoy

Los Bermejales son la guardería de Sevilla, en ningún otro sitio se ven tantos chiquillos por todos lados; parejas jóvenes con vástagos pululan por todas partes, una alegría para la vista. Otra característica palpable del barrio es un cierto estatus social medio-alto de sus habitantes (mucho profesor universitario), palpable en esa forma de vestir con ropas de marca pero informal, con un tufillo a niño-bien muy de los Remedios de hace treinta años.

Como decía, hace una década, para tomarte un par de cervezas tenias que dar unas cuantas vueltas hasta encontrar un establecimiento digno y los que había estaban muy distanciados unos de otro, ahora la oferta es amplia y variada, con establecimientos de todo índole y para todos los bolsillos y la ventaja adicional, para los que no somos del barrio, de que aún es fácil encontrar aparcamiento, cosa que en otros sitios de Sevilla es imposible.

No recuerdo quién ni cuándo me habló de este bar, pero el caso es que cuando esta mañana he repasado la agenda para ver cual iba a ser mi destino al mediodía, me he encontrado el nombre SANBERS entre otros muchos y me ha picado la curiosidad. Después de un rato bicheando en la red, cotejando información y leyendo opiniones me he decidido.

Sanbers es un establecimiento moderno situado en el corazón del barrio (Avenida de  Alemanía) que nace en 2008 de la mano de cuatro amigos dispuestos a comerse el mundo, y, por el momento, parece que algún bocado que otro le están pegando, aunque, como todos sabemos, el momento no es el más apropiado.

Otra vista del interior del establecimiento

A las dos menos cuarto estaba aparcando en la misma puerta del bar y cinco minutos más tarde me estaba atendiendo una preciosidad llamada María, joven, lozana, curiosa, simpática y con un inmenso halo de frescura, que sería nuestro lazarillo particular durante todo el tiempo que estuvimos allí. Hasta hace poco el bar tenía dos cartas diferenciadas, una de tapas para consumir en la barra y en los taburetes altos y otra de raciones y platos para las mesas (en la Web aún están las dos). Nada más llegar María nos comunicó que ya no era así, que ahora se podía consumir cualquier plato o tapa en cualquier sitio del establecimiento. Nos sentamos junto a un amplio ventanal que da a la avenida y empezamos con el ágape.

Cervezas para nosotros (1,18 €) y Coca-Cola Zero (1,48 €) para mi hija, nos ponen aceitunas y encurtidos para picar (del Mercadona, de unas latas grandes que ahora están en oferta) y nos metemos en faena con la carta:

Lagrimitas de pollo con guacamole (3 €). Por supuesto a mi hija le encantó, hasta se comió el guacamole, y eso que cuando yo lo hago en casa le salen sarpullidos de sólo verlo, los niños (bueno los adolescentes) son la leche. Mi impresión es otra, las lagrimitas buenas pero no para tirar cohetes, normalitas y el guacamole flojo, muy falto de cilantro. Empezamos regular.

Las lagrimitas y el guacamole

Tartar de atún de almadraba con mahonesa de Wasabi y tobiko (5 €). Un sobresaliente alto, categórico; el atún muy finamente picado y mezclado con el tobiko (palabra japonesa para las huevas del pez volador, que supongo que por aquellos lares será muy conocido, pero que aquí ni fu), la mahonesa de wasabi buenísima y no muy picante; la mezcla en la boca del atún, la mahonesa, el tobiko y los aceites y aliños que llevara rotunda y sabrosísima.
Nos reconciliamos con el establecimiento.


La hoja de adorno del tartar  también me la comí


Gravlax de salmón con salsa de eneldo y galleta de centeno (3 €). Preciosa presentación como se puede apreciar en la foto adjunta. Plato con sabor a Ikea, me explico, en Ikea venden un salmón espectacular, unos botecitos de salsa de eneldo Gravlax (del que yo siempre tengo un par de botes en el frigo) con el mismo sabor de la salsa de la tapa aunque un poco más espeso y unas galletas igualicas, lo único que no venden en Ikea son las rodajas de pepinos marinados que cubrían el salmón, o por lo menos yo no los he visto. La tapa en conjunto estaba muy, pero que muy muy buena.
El establecimiento está ganado puntos.


Preciosa presentación, con su ramita de eneldo

Pasión andaluza (4 €). Premio a la mejor tapa del concurso Sevilla en boca de todos del año 2012. Después de probarla os aseguro que merecidísimamente. Plato sopero con un cuenco profundo en el centro donde hay dos rollitos huecos de mojama blandita rellenos de frutas, huevas de pez volador (este bicho se ve que abunda), trocitos de almendra y sabe Dios que cosas más; al lado de los canutitos leves gota de reducción Pedro Jimenez y María, después de explicarnos todo esto,  cubre el fondo con un salmorejo suave y nos recomienda que nos lo comamos de un tirón. Sencillamente cojonudo.
A estas alturas el establecimiento nos tiene metido en el bolsillo.



Los canutitos de mojama al gollete de un sólo bocado


María platica con nosotros y nos presenta al chef Gerardo de la Vega, mejicano formado en la escuela Cordon Bleus de Paris, apañado el muchacho.

Eva se pasa al vino, copa de Mayorazgo, Rivera del Duero (2,60€), yo sigo a lo mío y mi chiquinina a lo suyo. La copa donde escancian el vino desentona con el establecimiento, demasiado chico el cuenco, un poco demodé, ahora se llevan los copones grandes, ostentosos.

Wok de verduras con solomillo, salsa oriental y sésamo. (3,60 €). Muy generoso el plato, prácticamente una media ración, las verduras al dente, típico  producto de un wok, la carne supongo que estaría buena, digo supongo porque se la zampó mi retoño. Si hay que ponerle un pero es que quizás tenía un poco de líquido en el fondo, pero nada importante.



Muy buena presencia y muy rico


Buñuelos negros de bacalao y lactonesa de azafrán (3 €). Lo que menos nos gustó de todo lo que probamos, sencillamente sabía demasiado a puré de patatas y yo no fui capaz de sacar el sabor a bacalao. Además la presentaron en un plato transparente y yo creo que hubiese lucido mucho más en un fondo blando donde resaltar el color fuerte del azafrán.



El fondo de cristal desluce la tapa


Para rematar mi hija se pidió, a sugerencia de María , “La torta del chavo”  (5,50 €), nombre con reminiscencias mejicanas, que es pan de mollete con jamón de cerdo adobado, queso (ella no le puso), tomate, aguacate, lechuga (que se la quito y me la comí yo) y mayonesa  Acompañado por un montón de patatas fritas. No fue capaz de acabarlo.


La torta del chavo que se metió entre pecho y espalda mi hija

Nosotros nos decantamos por una media ración de Risotto de boletus, foie y trufas (5,60 €) que aunque María nos dijo que llevaba parmesano me atreví a pedir. A mi me pareció buenísimo, de los mejores que he comido y sin duda el más sabroso, mi cónyuge asentía entre gestos de plena complacencia, para al acabar, darse la satisfacción de decirme que me había comido el risotto con más queso de toda mi vida, que si no me gustaba el queso, pues toma dos tazas.



El risotto cubierto de germinados.

Resumiendo: 4 cervezas, 2 Coca-Cola, dos vinos, 6 tapas, una media ración y una torta del Chavo por 57 € del ala, a 19 € por barba, ambiente muy agradable, chica encantadora y al final nos invitan a un chupito de vodka caramelizado .

PUNTUACIÓN DEL ESTABLECIMIENTO: 7

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1 comentario:

  1. No sé cómo olvidó tomar postres. Si tiene la suerte de que las tartas estén recién hechas, son exquisitas.

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