jueves, 27 de octubre de 2011

23/10/2011. CASA ROBLES.UN FIASCO

La mañana ha comenzado paseando por la calle San Fernando, Avenida de la Constitución y visitando los stand de comidas de las distintas regiones que hay junto al ayuntamiento. Dos productos estrellas: el queso (asturiano, mallorquín, murciano, extremeño…)  y la chacina (Salamanca, Extremadura y Huelva); además anchoas, botes de bonito, mucha empanada  y tarta gallega etc, etc… Eva se ha regalado con  un queso semicurado de Mallorca

Paseando hacía nuestro destino nos paramos a tomar un aperitivo en Casa Robles, c/Álvarez Quintero, 58; la casa madre de todo el emporio posterior que ha montado el señor Juan Robles.
Barra de Casa Robles
Son la una y media, las mesas exteriores que dan a la catedral están hasta los topes de extranjeros almorzando (casi todos una arroz amarillento sobre el que reposan unas gambitas, unas alitas de pollo y algún que otro mejillón, ya sabes, paella para guiris); la barra vacía. Qué raro que a estas horas, un rumboso domingo como este, no esté por aquí el Carlitos Herrera, con lo que le gustan a él estos sitios de resoplón, donde uno se deja ver y querer la mar de a gusto. 
Nos acomodamos en sendos taburetes y pedimos unas cervecitas (1,81 €, la cerveza). Nos la sirven en dos copas que, siendo benevolentes, lo menos que se pueden decir de ellas es que están auténticamente demodé. Puro chic.
 Estamos en familia, nosotros dos y cinco camareros impolutamente vestidos de negro que trajinan en sus respectivas faenas: uno echa hielo picado al marisco que se expone en las vitrinas (las gambas son espectaculares, yo diría que del doble cero como mínimo, una vez en “El Jailu” probé unas igualitas y salí trasquilado); otro, parsimoniosamente corta jamón; un tercero pasa un paño húmedo sobre los bruñidos metales del fondo, el cuarto espolvorea con el agua de un spray los pescados que cuelgan en un expositor y el último, remolón, apoyado en la puerta de la cocina, oye por la radio la retransmisión del Betis-Rayo Vallecano (en estos momentos nos informa que va 0-0).
Repasamos la carta (muy amplia en cuanto a raciones, pero escasita y previsible en tapas) y nos decidimos: Eva pide “ensaladilla rusa” y yo “albóndigas de choco y gambas con patatitas pajas”.
La ensaladilla viene presentada sobre rodajitas fileteadas de rabanitos, en un platito con un ampuloso anagrama de la casa. De sabor correcta, de generosidad escasa para los 3,01 € que cuesta. Yo creo que no ha puesto más para que se vea en todo su esplendor el escudito de marras.
Las albóndigas (dos solitarias y anoréxicas  albóndigas) me las ponen en un platito  rectangular sobre una salsita y acompañadas de  cuatro bastoncitos de patatas. Dos de las cuatro esquinas del plato están rotas, una de ellas muy rota, con un filito que si uno no se ha afeitado esta mañana por falta de tiempo puede aprovechar la ocasión para darse una pasadita rápida. La verdad es que se ha dado cuenta Eva, yo estaba totalmente ensimismado buscando las gambas que debían de hacer de carabinas de las albóndigas. Desaparecidas en acto de combate, me supongo.  Me dan ganas de  llamar a uno de los dos metres que se pasean ufanos por el recinto, comanda en mano, y tener unas palabritas, pero desisto, no tengo ganas de encabronarme el día. Bastante desprestigio supone para un bar de esta hipotética categoría presentar un servicio en estas condiciones. Esta tapa se la ponen a Garmendia en sus buenos tiempos y se la pone de tupé al busto de Robles que preside el bar (sí, el mismo busto que aparece en la foto de arriba)

Precio de la tapa 3,01 €. ¿Qué fijación tienen estos tíos que te cobran 1 céntimo de más por todo?
Total  10,41 €. (Otra vez el céntimo de marras). Es la segunda vez que me tangan en este bar, pero será la última.

Cuando salgo por la puerta una pregunta ronda mi cabeza ¿Si se me ocurre pedir una ración de gambas de esas del doble cero, habría tenido que pedirle a la Consejería un adelanto? ¿O dos tarde fregando platos hubiese sido bastante?

Que me espere Juanito Robles, que la semana que viene le hago otra visita.



Gracias por leerme

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